Es el rió que devuelve su cauce
Para verte otra vez
Es el mar que interrumpe su ola
Para besar tus pies
Es la montaña que desciende al valle
Para admirar tu tez
Es la flor que expone su belleza
Para aromar tu sien
Es la abeja que liba su miel
Para endulzar tus besos
Es el sol que se asoma en el horizonte,
Tímido, Para entibiar tu piel
Y yo como un triste transeúnte
De las calles adoquinadas de tu pueblo
Quisiera ser rió, mar, montaña, flor, abeja y sol
Para estar cerca de ti en mí sed infinitas de amor
Pero los intersticios ahondantes de deseos
Absorto, me hacen trastabillar
Y mis poplíteos doblados en el cansancio del estrés
De rodillas en orante actitud de peregrino
Solo en leve susurro alcanzo a implorar
Una limosna para este triste poema
Que de mi corazón lucha por emerger
Y tú altiva como si no existiera
Una moneda en mis manos dejas caer
Y con desden de mi lado te alejas
Contoneando tu dorso y sin saber
Que un enamorado fenece a tus pies
Mientras que esa limosna que ahora alimenta mi pecho
Es el universo entero del rió. A la abeja. A la flor
Y es mi senda cardenada por el sol
Y una sonrisa de mis cansados labios
Brota en silencio, Vaya usted con Dios
RAMIRO DE LA ESPRIELLA ARRIETA
COLOMBIANO
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Autor:
ramiro de la espriella (
Offline)
- Publicado: 1 de marzo de 2011 a las 10:36
- Categoría: Amor
- Lecturas: 63
Comentarios1
Yo le doy cien monedas por el poema, pero de oro.
Saludos
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