Quisiera ser

Navego en las cristalinas aguas de tu mirada,

en el apasionante brillo de tu sonrisa,

suspiro cuando descubres el velo de tu rostro ante mis ojos hipnotizados por tu belleza,

quisiera transformarme en el viento que recorre tu piel,

sigiloso y apasionado por haber acariciado tu cuerpo esbelto como la flor,

me transformaría en lluvia y día a día visitaría tu morada, 

siendo el mensajero del invierno por la eternidad;

o quizás querría ser la luna y el sol,

llevando el destello de luz ante tu ventana,

buscándote por cada rincón de la casa,

para envolverte entre mis rayos de amor.

 

También podría transformarme en estrella fugaz

para concederte cualquier deseo,

seria tu alba y ocaso,

pues lo más hermoso seria compartir contigo

desde el amanecer hasta el anochecer,

sería el centinela de tus sueños,

el príncipe de tu amor,

librándote de cualquier hechizo,

cubriéndote bajo mi capa de pasión,

te llevaría a nuestra mansión en donde no hay ningún roedor

el cual pueda quitarme tu amor.

 

Iremos a la galaxia que aún tus sueños no han podido captar,

ni tus ojos han podido observar,

pues para vivir allí,

debemos sentir el amor abarcando el alma y corazón,

sería un ensueño en el cual somos protagonistas,

llevando nuestra entrega al punto más alto:

la infinidad de las galaxias...

 

Derechos reservados: Iván Enrique Velandia Larrota