LA ENFERMEDAD DEL AMOR

Se sabe que quien padece el sintoma del amor está obligado a entregarse en cuerpo y alma, desde la más profunda sinceridad. Se presentan situaciones que agreden al alma, y se hacen un mundo. Sin que ni siquiera intentar no herir mis más profundas sensaciones y confesiones. Me abrí como persona ante ti a más no poder, te enseñe las entrañas de mi alma, sintiendo, quizá erróneamente que te entregabas a mí.

Es frustrante para mí no entender nada cuando se agitan las emociones convulsamente, sin tregua. Rebotan en mí pecho entonces y me vuelven loco.

Quisiera no entregarme nunca más a nadie, pero creo firmemente en la buena intención de las personas, porque yo también lo creo así. Quisiera nunca juzgar los sentimientos de ninguna persona que me los muestre abiertamente, y no dejaré que mi experiencia sea la medida de todas las cosas. Consideraré abrir más las piernas y cerrar un poquito el corazón, ir con pies de plomo hasta que no llegue a sentir nada, controlaré mis sentimientos con la razón y el interés propio, importándome menos que nada el otro.

Llevaré una relación individual de dos.

Se conoce que el sufrimiento que conlleva el amor, viene armado frente a los plenos momentos, destrozados de golpe, por la mano cruel del desentendimiento.

No puedes juzgar mi vida que tu no has vivido, no puedes ver las cosas como yo, y eso te atormenta porque te destruye.

Ahora cuando pienso lo momentos en los que te tuve y me tuviste, se van desvaneciendo de golpe y porrazo, es como un hachazo por cada momento. Han sido vendidos de la manera más barata, dándole valor 0 cuando pienso que éramos plenos.

Estos son solo palos que la vida da en la nunca, que provoca desasosiego, melancolía, desencanto, vileza, furia, interioridad, lágrimas, rabias, vomito de palabras y sentimientos, como si te los hubieras comido en mal estado.