VOLCANES DEL ECUADOR
En el lomo encendido del Ecuador
duermen dioses de fuego y de nieve.
No son montañas:
son corazones gigantes
que laten bajo la piel del planeta,
sosteniendo el cielo con su respiración ardiente.
Chimborazo,
lanza de hielo que hiere primero al sol.
Cotopaxi,
cono sagrado, campana de ceniza y pureza.
Tungurahua,
garganta oscura que ruge plegarias.
Sangay,
trueno escondido que vigila la selva.
Cayambe,
altar donde se arrodilla la línea del mundo.
Antisana,
vigía de páramos, espejo del viento.
Imbabura,
padre de lagos y leyendas.
Illinizas,
dos pechos de piedra latiendo en la niebla.
Cada uno es un nombre y un espíritu,
una espada de lava que recuerda
que la tierra está viva
y que somos hijos de un país
hecho de altura y de fuego.
Cuando rugen, el mundo tiembla.
Cuando se cubren de nieve, el cielo se inclina.
Cuando callan, guardan en su silencio
la memoria del origen.
Oh volcanes del Ecuador,
vuestras cumbres son faros del alma,
vuestras entrañas, rezos de magma.
De vosotros nace el agua,
de vosotros sube el trueno,
en vosotros duerme la eternidad.
Mientras sigáis erguidos,
la patria tendrá raíz y cielo,
el corazón del mundo seguirá latiendo
en esta columna vertebral
donde el fuego besa la nieve.
© Nelly Cevallos — Liora
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Autor:
Nelly Cevallos - Liora (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 29 de diciembre de 2025 a las 12:56
- Comentario del autor sobre el poema: © Nelly Cevallos - Liora Todos derechos reservados
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: William Contraponto

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