Oh mamá

Mamá,

¿aún me extrañas?

Por favor, dime —dime que aún me

esperas al filo de la puerta,

que aún preparas comida para mí,

que te preguntas si hoy pude dormir;

porque necesito excusas para poder

persistir.

Hubiera tirado más fotos

de esos momentos en que solo éramos

nosotros.

No sabes cómo este quebranto me

estalla dentro;

deseo revivirlos y sonreír, pero solo

susurro.

Deseo volver y que ahí esté aún lo mío.

Las aves entonan sus cantos,

pero cuando nadie me ve soy solo un mar

enloquecido;

llevo la cuenta al latido el instante

en que vuelvo.

Colgando bajo la mirada estos pesares,

dudando si tienen razón de existir todas

mis gotas.

Cada amanecer me pregunto más si

podré con esas metas;

me cosería la peor herida si tan solo me

miras.

el estruendo de la urbe me desespera;

ya no puedo seguir engañándome,

diciendo: “aguantaré el peso”.

En este cuarto el tiempo pasa volando,

y todas esas debilidades me tienen preso;

cada noche regresa y este miedo me

sigue acosando.

El recuerdo de un beso final es lo que me

mantiene aferrado,

junto a la sensación de volver, como el

que regresa vacío, diciendo que lo he

logrado.

Deseando que mañana lo que me levante

sea su voz,

sentir que el universo no es tan inmenso

cuando somos solo nosotros dos.

Me arrepiento de todas las veces que, sin

razón, hemos peleado;

la peor sensación es oírla llorar.

Daría cualquier cosa por volver a comer a

su lado,

por regresar a esos días soleados y

quedarme ahí, atrapado.

Anhelo creer que extraña la rebeldía de

mi cabello;

perdón si ya ni soy una pizca de ese niño

que fui.

Vuelvo a caer en uno que otro amargo

recuerdo,

pidiendo una señal al cielo de cuándo

podré hundirme en su regazo,

de cuándo se acabará este infierno.

Espero que lo lea y recuerde que jamás

nadie su lugar podrá ocupar;

tengo mil historias que contar cuando

nos volvamos a encontrar,

pero lo que más deseo es que me vuelva

a abrazar,

que, por mí, en esta y en todas las vidas,

me esperaría,

porque no creo que sea tan doloroso

regresar jamás;

lo que me mataría sería perder su amor.