Aprendí a verte sin ojos
el día en que dejé de buscarte en el mundo
y empecé a sentirte en el pecho.
Ahí donde no llegan las miradas,
donde no existen las máscaras
ni los nombres que nos ponen.
Te vi cuando el silencio habló por vos,
cuando tu ausencia pesó más que cualquier presencia,
cuando tu forma de estar
no necesitó tocarme
para quedarse.
Verte sin ojos
es reconocerte en lo invisible,
es saber cuándo estás triste
aunque sonrías,
es sentir tu cansancio
aunque no lo digas,
es escuchar tu alma
cuando tus labios callan.
No te vi con la luz del día,
te vi en mis sombras,
en esos rincones rotos
donde solo entra quien viene de verdad.
Ahí llegaste vos,
sin ruido,
sin promesas,
sin pedir permiso.
Verte sin ojos
fue entender que no todo se mira,
que hay verdades que se sienten
como un nudo en la garganta
o una calma inesperada.
Fue saber que existís
incluso cuando no estás cerca.
Porque hay personas
que no se buscan con la vista,
se encuentran con el alma.
Personas que no se explican,
se reconocen.
Personas que no pasan,
se quedan de otra forma.
Te vi cuando el mundo se volvió pesado
y aun así no me sentí solo.
Te vi en cada pensamiento
que no sabía de dónde venía,
en cada latido
que parecía llevar tu nombre
aunque nunca lo pronunciara.
Verte sin ojos
es aceptar que hay lazos
que no entienden de tiempo ni distancia,
que no se rompen con el adiós
ni se apagan con el olvido.
Hoy no necesito mirarte
para saber quién sos.
No necesito tocarte
para sentirte real.
Porque cuando el alma aprende a ver,
los ojos ya no hacen falta.
Y así te veo:
sin forma,
sin límites,
sin miedo.
Te veo donde todo es verdad.
-
Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 28 de diciembre de 2025 a las 13:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 0

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.