Pude haber llenado tu vida con palabras incendiarias,
haber pronunciado tu nombre hasta volverlo refugio,
pero ya no me escuchas.
Mi voz se quiebra antes de tocar tu pecho,
se pierde en el aire donde antes latía tu atención.
Tus oídos se cerraron a mi existencia,
tus ojos dejaron de buscarme incluso en la ausencia,
y tus labios —que un día supieron mi camino—
hoy no recuerdan la forma de los míos.
El deseo que fue incendio ahora es ceniza fría,
restos de algo que ardió solo en mi memoria.
Tu corazón levantó murallas
más altas que mi manera desesperada de amarte,
más firmes que mi fe,
más crueles que mi paciencia.
Aun así me quedé.
Luché contra el silencio,
contra tu distancia cuidadosamente calculada,
contra una esperanza que me mentía con tu voz.
Hoy entiendo que este amor
no tiene lugar en tu vida,
que no se puede habitar un corazón
que ya decidió estar vacío de uno.
Me marcho…
no porque no te quiera,
sino porque he aprendido
que también sangra el alma
cuando se ama
donde ya no hay espacio.
-
Autor:
MICHELLE RUIZ TOMASINI (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 28 de diciembre de 2025 a las 05:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: mauro marte

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.