Laura.

No hay hombre
o enamorada
que no haya conocido
una Laura.

Laura de los pajonales,
Laura de los esteros,
Laura de las catedrales.

Laura del truco y quiero,
Laura del sol giboso,
Laura de la sal y del azúcar,
Laura del café de la mañana.

Tanteo de duendes
entre sábanas dispersas.

Ditirambo franco
entre castañuelas.

No hay hombre ni enamorada
que no haya conocido
alguna Laura.

Porque es nombre tintinetante
que sugiere belleza.

Porque es nombre de nube
que puede servir de lecho.

Y cada poema escrito
es solo un eco de ella.