La vida después de ti

La vida sigue después de ti.
Ajá.
Todo sigue.
La vida después de ti.
Ajá.
La vida sigue.

Lucías como un hombre fuerte e increíble,
al menos eso creía cuando
las estrellas se acercaban a tus ojos.
Ahora solo eres
un hombre dentro de un caparazón
que se queja por todo.
¿Podrías dejar de contradecirme?

Me gustaba tu perfume.
Me gustaba cuando no venías en tu carro
y era yo quien se escabullía para recogerte
mientras la ciudad dormía
haciéndose la tonta de ti y de mí.

Ahora eres solo alguien
a quien pretendía conocer.
Te comportas como un tonto.

Dime:
¿quién gana haciendo esto más complicado?
Así no eres.
¿Por qué te comportas tan indiferente?
¿Disfrutas enredar las circunstancias
para fingir que ganaste
un premio sin trofeo?

Eso me decepciona.

No estás.
Te vas.
Vuelves.
Y cuando decido irme
soy yo la que ha entorpecido.

No te comprendes y aún así,
intentas predeterminarme
con tus complejos moralistas.
Jamás fui un proyecto X
que podías reiniciar a tu conveniencia.

Podría fingir que sigues siendo
alguien con quien podría hablar de todo.
Pero te comportas como un patán.

Dime:
¿es un buen consejo el de un amigo?
¿Sigue siendo gracioso cuando viene de regreso?
Porque juzgas cada parte de mí como si fuera una competencia y no alguien a quien solías amar.
¿Has encontrado después de mí
a la mujer perfecta?
Porque sigo viendo
que tropiezas con la misma piedra.

Dime:
¿después de mí
las cosas resultaron más fáciles?

Porque estás, te vas, regresas
y cuando huyo
soy yo la equivocada.

Podría repetirte las palabras
que te dije hace meses.
Pero comenzaron a vaciarse
cuando quisiste que yo fuera
todo lo que no soy.

Dime:
si lo fuera,
¿entonces comenzarías a quererme?

Porque la que soy
no existe para entretenerte.