En el jardín de los amores ajenos,
donde las rosas brillan con fulgor,
yo, con astucia y sin remordimientos,
robé la más hermosa, ¡qué gran honor!
Se la quité a un tipo creído y fanfarrón,
que se creía dueño del edén,
pensando: "¡Esta rosa será mi trofeo, mi pasión!",
y que su amor sería mi botín, ¡amén!
Pero el destino, ¡qué jugada maestra!,
me tenía guardada una sorpresa cruel,
pues otra mano, ¡más rápida y diestra!,
me arrebató la rosa, ¡ay, qué coraje, cruel!
Y ahora, aquí estoy, con el orgullo herido,
maldiciendo al ladrón que me la quitó,
¡vaya ironía, el karma ha venido!,
y mi dulce robo, ¡en nada quedó!
Así que aprendí la lección, ¡a la mala!,
que en el amor, nadie es dueño de nada,
y que la rosa más bella se resbala,
en manos de otro, ¡qué jugada tramada!
Y ahora, vago por el jardín, ¡sin consuelo!,
buscando venganza o una nueva flor,
¡pero juro que esta vez, seré más cauteloso,
y que nadie me robará mi próximo amor.
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Autor:
Kmony Quiñonez(monina) (
Offline) - Publicado: 26 de diciembre de 2025 a las 01:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
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