Las noches se alargaban
como si el sueño también hubiera huido.
Dormíamos poco.
Respirábamos mal.
Yo estaba ahí.
No como héroe.
No como culpable.
Solo como un hombre
mirando de frente
algo que no sabía cómo nombrar.
El suelo se abrió al error humano.
Los ríos dejaron de ser ríos.
El mar perdió su color
y aprendió el peso del petróleo.
Vi peces subir
desesperados por aire,
como si el agua
ya no supiera sostenerlos.
Vi animales de tierra
buscar refugio en el agua,
empujados por una oscuridad espesa
que no entendía de especies.
El mundo estaba al revés.
Y nadie nos enseñó
cómo mirar eso
sin romperse por dentro.
Yo no fui quien rompió la tierra.
No fui quien abrió la herida.
Pero estuve ahí
cuando el daño ya estaba hecho
y el aire pesaba distinto.
Había un silencio raro,
un silencio que no era paz
sino espera.
Como si todo estuviera mirando
qué haría el hombre
después de fallar.
Durante cuarenta días
pedí perdón.
No por estrategia.
No por discurso.
Pedí perdón
porque ver sufrir a la vida
te vuelve pequeño
y te obliga a hablar con Dios
aunque no sepas cómo.
El verde dejó de ser verde.
Se volvió espeso.
Oscuro.
Como si la noche
hubiera aprendido a crecer
sobre las plantas.
Y yo miraba todo eso
con las manos vacías,
entendiendo
que hay daños
que no gritan
pero no se olvidan.
Con el tiempo entendí
que el desastre no termina
cuando limpian la costa
ni cuando callan las noticias.
Que siempre hay alguien
dispuesto a sacar provecho
del dolor ajeno,
a convertir la herida
en cifra,
en imagen,
en oportunidad.
Y supe,
con una certeza amarga,
que al mundo no lo destruye
solo el error,
sino la indiferencia
que viene después.
Yo seguí ahí.
Cansado.
Con el pecho apretado.
Desde entonces cargo esta memoria
como se carga una oración
que no se dice en voz alta.
No para señalar.
No para condenar.
Sino para recordar
que el orden del mundo
puede romperse
en manos humanas.
Y que cuando eso ocurre,
la naturaleza no pide discursos.
Solo espera
que alguien
no mire hacia otro lado.
Jesús Armando Contreras
-
Autor:
Jesus Armando Contreras Nuñez (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 25 de diciembre de 2025 a las 13:10
- Comentario del autor sobre el poema: Esto nace de una experiencia vivida, en medio de un desastre ecológico que marcó profundamente a una región de Venezuela y a quienes estuvimos allí. No pretende señalar responsables ni levantar consignas, sino dejar constancia humana de lo visto, lo sentido y lo aprendido. Es memoria, conciencia y respeto por la vida alterada.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 2

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.