Conforme se acentúa el tic-tac de los relojes,
me voy proyectando en un solitario cuervo.
Me poso en un árbol sin pretensiones, sin aspiraciones, sin motivaciones;
simplemente me dejo llevar por la fuerza envolvente del momento.
A veces, me poso en viejas cabañas,
cuyas maderas crujen con la edad,
y en la mayoría de ocasiones percibo un calor dentro,
un calor que se me hace físicamente inaccesible.
Cada día es un paso firme hacia la muerte,
cada día mis entrañas se corroen como un viejo tren olvidado en la fría Rusia.
Tintes de estructuras victorianas, noches frías, silencios penumbrosos,
leyendas escondidas en los más profundos bosques.
Sé que nadie vendrá a buscarme.
En mi etimología, como cuervo, soy ajeno a la consciencia
y, por traducción, no existo.
Son mis alas rozando contra el viento,
mis ganas de comer y mis primitivas intuiciones,
las que me reafirman mi posición en el universo.
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Autor:
John David (
Offline) - Publicado: 23 de diciembre de 2025 a las 06:57
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
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