A Diego,
En tu ciudad, que fue mía por unas horas:
Me sentí marinero en esta ciudad sin puerto,
como ave en un nido de bosques por descubrir;
las hojas caían en un tiempo impávido,
en donde la vida pasaba mientras me perdía en ti.
El verde de tu ropa brillaba,
así, como tú lo haces cuando te acercas:
temeroso pero empoderado,
resignado pero aún queriendo esta vida.
Me sentí como marinero sin puerto, pero con brisa;
marinero sin mar pero lleno de esperanza.
Al zarpar de nuevo, mis noches y caricias seguirán siendo tuyas.
Al zarpar de nuevo, seguiré estando en tu cuarto, nave, que dócilmente me vio desvanecer en la bruma.
El tiempo fue ancla en puerto;
las palabras sobraron, en un lugar donde sólo hacía falta mirar.
Marinero en un puerto sin mar,
en un mar sin brisa, pero con atardecer.
Ondea tu pañuelo blanco a la noche,
estaré vigilante a la luz de tu balcón.
Mientras tú te acicalas con la ciudad a tus pies,
El marinero estará de vuelta en su puerto, buscando esta vez no encallar.
Santiago de Chile,
Chile.
Junio de 2023
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Autor:
Julián Solarte (
Offline) - Publicado: 22 de diciembre de 2025 a las 20:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ

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