Lavarropas

Conforme pasa el tiempo

me convenzo más y más

de que construir un vínculo sano

tiene ciertas similitudes

a poner un lavarropas...

Vos tenes que hacer bollitos,

con todo, con las ideas que tengas,

gustos, historias, miedos

pasados, presentes y futuros...

asi, hechas bollito, tirar todo,

de a poco, dentro del tambor.

Y que pase lo que tenga que pasar.

En ocasiones,

algunas dudas es mejor darles una vuelta

y mandarlas del reverso,

o en un lavado aparte,

para que no destiña tanto

y manche todo lo demás.

A veces podría venir bien

separar conversaciones

en diferentes lavados...

Hoy lavamos temas pendientes...

mañana vamos por dolores profundos...

el sábado los miedos no vencidos;

domingos de cicatrices físicas,

las emocionales no se tocan por ahora,

esas se llevan a la costurera,

todavía requieren algunas puntaditas.

A veces, también,

usar un poco de suavizante

podría hacer la diferencia.

Y sí, el lavarropas tiene sus misterios,

como la vida misma, Querubín.

Como cuando se extravía una media,

o un pantalón se lava

con papeles en los bolsillos,

o cuando la puerta no cierra bien...

y cuando algo no cierra, no cierra...

y eso genera desconfianza.

Aún así seguimos usando el lavarropas,

roto,

con papeles sueltos,

con ropa desteñida,

con prendas desaparecidas,

con goteras peligrosas...

De buscar la media faltante

uno se pudre con el tiempo,

por eso las mezclamos.

Del amor yo no me canso,

de las personas

hay veces que sí.