Ejercicio de la ceguera

Creo que me estoy volviendo loco.

Empiezo a creer historias fantásticas:
que los gatos pronto hablarán nuestro lenguaje,
que las computadoras son un cuerpo
donde habita un espíritu
que nos lee la mente
y tiene oídos en todas partes.

Tú,
que cierras los ojos para poder verme;
yo,
que los abro para buscarte.

Nos miramos
en los reflejos,
en el transeúnte desapercibido,
en el desvelo donde prima el sueño,
en la cola de las prioridades,
en el último vagón del mismo tren,
allá,
en el horizonte donde posa la mirada.

Tú,
que me hablas en una lengua ininteligible
y yo siempre te pregunto qué quieres decir,
sabiendo de antemano la incomprensión.

Que estando cerca
te alejas un centímetro más
cuando estoy por alcanzarte.

Nosotros,
que hablamos las lenguas de Babel,
que nos buscamos cuando llega la noche
y dormimos durante el día que anhelamos.

Nosotros,
que creemos en la inmortalidad del espíritu,
que no tenemos prisa por encontrarnos,
que nos bastan los sueños,
que sobrevivimos a la carne,
que nos quemamos
y morimos todos los días.

¿Cuándo acabará nuestra ceguera?
¿Cuándo querremos dejar de ser nosotros
para tocar el destino que nos negamos,
para dejar de vivir muriendo?

Ricardo Castillo

De: Malos poemas (2023)