A mi gata.
¡Que pena me ha dado tu muerte!
Contigo me sentía amado
tonta por dejar a la suerte;
y yo mientras acorralado.
Mírame, aquí sin ti, sin verte.
Que osadía del asesino
de romper en pedazos mi alma,
solo pensarlo me calcino,
y aprieto el puño y suelto la palma
y lo pienso y no lo adivino.
¡Liliana, mi dulce Liliana!
yo tengo roto el corazón
y triste también la campana;
que hoy te compone una canción
y el recuerdo de la persiana.
Persiana con la cual jugabas.
Tu escapas, huyes de mi voz,
y encontraste lo que buscabas
para mi suerte, una muerte atroz
y una resignación me dabas.
Liliana ya descansa en paz:
ahora que se marcha en un barco.
Yo no debo mirar atrás,
aunque yo esté demasiado harto
y melancólico y mordaz.
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Autor:
David Pech (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 20 de diciembre de 2025 a las 15:21
- Categoría: Triste
- Lecturas: 1

Offline)
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