ANTI–VILLANCICO PARA UNA FE CANSADA (Anti poema navideño)

JUSTO ALDÚ

Creo,

sí, creo —

pero mi fe camina con bastón

y arrastra campanillas oxidadas.

 

Creo

cómo cree una puerta que ya nadie empuja,

cómo cree la sal en una lágrima vieja,

cómo cree el reloj cuando se le mueren las horas

una por una

como palomas torpes.

 

La fe —esa palabra con sotana de humo—

tose.

Tiene cataratas en los ojos celestes,

artritis en las rodillas del dogma,

y un reumatismo místico

que cruje cuando el mundo cambia de estación.

 

No baja ángeles ahora.

Baja facturas.

No canta coros.

Silba sirenas.

 

Y, aun así,

y, aun así,

y, aun así:

 

creo.

 

Creo en voz baja,

creo en sordina,

creo como quien empuja un piano cuesta arriba

mientras la nieve huele a hierro

y el frío sabe a vidrio molido

(sinestesia del hambre,

música amarga del invierno).

 

Creo en Dios,

como se cree en una lámpara parpadeante:

a veces no alumbra como queremos,

pero insiste.

 

Mi fe no es blanca.

Es gris cenizo,

gris cansancio,

gris de domingo sin milagro.

 

Tiene las manos manchadas de mundo,

los bolsillos llenos de migas,

y una Biblia usada como servilleta del dolor.

 

Oh fe,

vieja perra fiel,

sigues regresando

aunque te eche

aunque te mienta

aunque te nombre solo en las derrotas.

 

Anáfora del cansancio:

Creo cuando dudo.

Creo cuando niego.

Creo cuando me río de creer.

Creo cuando Dios parece un rumor

mal traducido.

 

Y Dios —metonimia cruel—

es apenas una silla vacía

que sigue esperando al hombre.

 

Navidad llega

con su perfume de pino eléctrico,

con su luz que suena a metal

y su música que sabe a plástico.

 

El Niño nace, dicen.

Pero nace en una fe exhausta,

en un pesebre hipotecado,

entre pastores con turno nocturno

y estrellas que ya no cotizan en bolsa.

 

Mi fe bosteza.

Mi fe no aplaude.

Mi fe se queda sentada,

mirando el suelo,

tarareando un villancico roto

con aliteraciones de polvo y cansancio:

ssssilencio,

ssssangre,

ssssobras sin respuesta.

 

Y, aun así —

como una brasa que no sabe rendirse—

algo late.

 

No esperanza.

No certeza.

Algo más pobre.

Más humano.

 

Una fe que no camina sobre el agua,

pero se queda

cuando todo se hunde.

 

JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025

  • Autor: JUSTO ALDÚ (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 19 de diciembre de 2025 a las 09:29
  • Comentario del autor sobre el poema: Nada en especial. Ideando y construyendo...
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 3
  • Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
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Comentarios +

Comentarios1

  • Lualpri

    Estimado Justo...

    En tiempos remotos fue el hombre quien nos inculcó la fe y luego, el mismo hombre día a día se encargó de quitárnosla con sus actitudes!

    Como siempre, muy buenas tus letras!
    Agradecido por tener la posibilidad de leerte.

    Un abrazo hasta tu Panamá querida!



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