Círculo

Flor del loto



 

 

Para la niña

que supo desde siempre

que el mundo guardaba magia

aun cuando el dolor

intentaba aprenderse su nombre

y tragarla entera.

 

Para ella,

que sostuvo la belleza con manos pequeñas,

que creyó en la bondad

como quien enciende una vela

en medio de una tormenta.

 

Le debo al corazón

que no se rindió,

a la esperanza que se negó

a convertirse en piedra.

El yo adulto no logró sellarlo del todo:

no hubo hormigón suficiente

para callar la canción antigua

que aún susurra en mis huesos.

 

Cuando el mundo humano

era demasiado áspero para habitarlo,

ella sabía —sin saber cómo—

que la naturaleza,

por dentro y por fuera,

seguía siendo refugio:

fuerza, coraje, medicina,

ternura intacta.

 

Hoy regreso a ella,

un poco más cada día.

Camino hacia atrás

para avanzar entera.

Cierro el círculo

con las manos abiertas,

con una gratitud que no cabe en palabras,

y le digo en silencio:

gracias por no irte nunca.

 

  • Autor: chonalma. (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de diciembre de 2025 a las 06:59
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 0
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