No deseo lo que amo.
Deseo lo que falta.
No es un cuerpo,
ni una voz,
ni un nombre que regrese.
Es un vacío que empuja desde dentro
como el mar cuando se retira
y deja al descubierto
las piedras que duelen.
El deseo no pide permiso.
Aparece cuando algo no está,
cuando la vida se queda corta
para explicarse.
Deseo es esa pregunta
que no busca respuesta,
esa mano extendida
en una habitación vacía.
No duele por lo que promete,
duele por lo que señala.
Porque nombra la ausencia
con más precisión que la memoria.
Hay deseos que no quieren cumplirse.
Solo quieren existir,
recordarnos que somos incompletos
y que ahí,
justo ahí,
empieza el movimiento.
No deseo para tener.
Deseo para no dormirme.
Para seguir caminando
con una falta en el pecho
que me mantiene vivo.
Antonio Portillo Spinola
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Autor:
Spinoport (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 18 de diciembre de 2025 a las 06:54
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 1

Offline)
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