EL DIA EN QUE DEJE DE ESPERARTE

Es cierto: alguna vez fui capaz de amar.
Tan grande fue mi amor por ti,
que me entregué completa,
sin notar que para ti nunca bastaba.

Un día mi corazón despertó
y entendió que aquellas miradas tuyas,
las mismas que un día lo llenaron de luz,
hoy sólo lo dejaban en sombras y pedazos.

Ya nada es igual.
Tus ojos ya no buscan los míos,
tus labios ya no saben a refugio,
y tus palabras dejaron de ser hogar.

Hoy comprendo que jamás,
en todos esos años a tu lado,
logré que me amaras.

Hoy sé que nunca imaginaste un futuro
donde nuestros caminos siguieran unidos.
Entiendo ahora que un “por siempre”
no era la promesa correcta,
porque todo “para siempre”
tarde o temprano se rompe.

Mi mayor ilusión era
regalarle a mi hija un hogar,
ser alguien que importara,
y sento que fallé en todo.

Pero hoy levanto la mirada
y me digo con firmeza:
la vida sigue, los retos llegan,
y quizá mañana encuentre aquello
que mi alma ha necesitado desde siempre.