Si la paz estuviera con paz subvencionada,
si hubiera una fábrica de paz por continente
para repartir paz en paz entre la gente
otro gallo alzaría su voz de madrugada.
Si alguna vez tirara la paz de la cadena
y después se lavara para comer las manos,
sí se echara la siesta un rato en los veranos
la paz ya no tendría nunca ningún problema.
Si comiéramos paz con paz de primer plato
y más paz de segundo, si cabe, todavía
la paz en son de paz siempre se ofrecería
a ver el corazón para cuidarlo un rato.
Si con la paz en paz tomásemos la tarta
y el café, y nos fumáramos con ella un buen habano
charlando de lo eterno, lo divino y lo humano
quedaría la paz de paz seguramente harta.
Si a la paz no le dieran al día tanta guerra,
que le pone un dolor intenso de cabeza
sin dejarle dormir el sueño de una pieza,
podría descansar en paz sobre la tierra.
Entonces se echaría la paz a pierna suelta
hasta donde la pintan de negro cada día
y toda paz en paz con paz se mancharía
después de darle al mundo la paz la media vuelta.
De el libro: El libro de los olores
-
Autor:
Cristóbal López de la Manzanara (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 17 de diciembre de 2025 a las 07:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z.

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.