A ti te maldigo y te honro,
te abrazo y te olvido.
Danzo contigo entre memorias y sueños,
al sudor de este frío.
Te cuelas en mis huesos como la muerte
y me sacudes, por un instante, desde mis adentro.
¡Qué no daría por volver a tenerte!
Que mis manos te toquen,
que mis labios sedientos
alcancen el éxtasis que solo en ti habita.
Danzamos entre cuervos; el aire se vuelve rito
y el vacío, por fin, nos abre paso.
Uno, dos, tres... seguimos danzando en la escarcha,
mientras el tiempo se detiene en este altar
hecho de susurros que el destino no escucha.
No busco salvación, busco la herida.
No temo al frío, que venga la escarcha dura,
si al fin y al cabo mi alma ya lo sabe:
que es en el amargo frío de la Vida
donde
realmente me pierdo.
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Autor:
Maria elizabeth Freire (
Online) - Publicado: 17 de diciembre de 2025 a las 00:55
- Categoría: Reflexión
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