ANDREA
A ti,
compañera en la fragilidad de los días fríos,
te tiendo esta soga
que no nace de un nudo,
sino de la verdad más pura:
estás anclada en mi primera célula,
en la espera original,
en la primera gota de vida
que inunda
a este hombre que te ama.
Las luces que emanan, sutiles,
desde esos nidos de esperanza con que miras
—siempre un poco intranquila—
la blasfemia que sostiene la existencia,
bastan para iluminar
cada paso
de mis ansias.
Dadora de sueños.
A ti,
que cuando nace una estrella
el mundo pronuncia tu nombre sin voz,
y las constelaciones,
celosas,
desafían su propia forma
intentando imitar
el orden de tu sonrisa infinita.
Te lo digo
sin metáforas que me escondan,
con la gravedad simple de lo cierto:
te amo.
No estás tatuada en mi mirada;
eres el lente
a través del cual miro.
Cada rayo de luz que osa evocar la belleza
se curva bajo tu resplandor,
y así te vuelves presente
no en la rosa, sino en el milagro:
en el despertar confiado de los niños,
de mis niños,
cada día.
Porque poeta no es quien descubre la belleza.
Poeta es quien la contempla,
rendido,
en el universo sencillo y profundo
que trazan
tus cabellos.
-
Autor:
Chatox (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 16 de diciembre de 2025 a las 15:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1

Online)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.