En las alturas de los Tepuyes,
ancestrales ojos miran, vigilantes,
a enemigos de la patria:
saqueadores abundantes.
La octava estrella ondea,
como lo soñó Bolívar,
Venezuela está herida,
pero su bandera flamea.
Su espíritu no flaquea,
sigue palpitante;
calles y avenidas florea
con corazón excitante.
El espíritu ancestral,
inmortal y triunfal,
se alza en ritual universal,
colosal y marcial.
Sigue el pueblo bravo,
dando lecciones heroicas
imitando a Guaicaipuro el valeroso
de victoria somos grandioso.
El libertador visionario,
sabio y audaz,
no podía ser mas
tenaz en la adversidad.
Emancipador de pueblos.
lo acompaña Tamanaco,
intrépido guerrero
que dio su sangre por entero.
Justiciero como el
ya no nacen en el continente.
Hay un fuego ardiente
que lo mantiene vigente.
Bolívar, inmortal,
fundador de las naciones,
llenas de bendiciones
que aun emanan bendiciones.
En Venezuela han nacido
hombres valerosos,
militares acuciosos,
de nombres conocidos.
Hay un pueblo que camina
por América Latina,
y como Tiuna, intrépido
caza imperios heridos.
El fundador de la patria
con ellos se acompaña,
y en esta campaña
le sigue fiel batalla.
El pueblo herido,
jamás vencido,
lleva en su memoria
lo nunca perdido.
Esa fuerza ancestral que llena,
que corre por las venas,
es la fuerza redentora
de la espada libertadora.
Ayer fue Tiuna y Aramaipuro,
organizadores de coalición;
hoy será obrero combatiente
yo le doy mi bendición.
La historia no se escribe
Si no hay erudición
Vivencia y vocación
Para exaltar lo que se vive.
Esta historia del Caribe
nos inunda el corazón;
por eso evocamos con pasión
como el imperio nos desvive.
Poetas te han cantado,
loas te han recitado,
y este mi canto
es poco lo que te han dado.
No es hora de terminar
este homenaje planteado.
Busco en la historia reciente
la fuerza de tu pasado.
Hoy me siento inspirado,
lleno de preocupación.
busco en tu recuerdo
palabras de inspiración.
Una fuerza motora
que dejó en mi sensación:
que podemos derrotar al imperio
con la fuerza del redentor.
Tú, Bolívar, ganador de aquellas batallas,
para nosotros eres una pantalla
de luz y energía,
por eso nuestro espíritu porfía.
Por eso la patria vive y sigue
el camino de tus ideas;
por eso lucha y pelea,
aunque el yanqui la persigue.
No damos el brazo a torcer,
ni aceptamos tropelías,
venga de donde venga
sea yanqui o de cualquier vía.
Insiste tu pueblo, Bolívar,
mantenerse en resistencia;
de ella depende su existencia,
en la frente llevas olivar.
Resuenan los tambores
de los esclavos atraídos
a la causa de la patria
y a sus hijos paridos.
Combatientes habidos
como Pedro Camejo,
de carácter complejo
se entregó de primero.
Hubo antecedente
de un líder allá en Coro,
que luchó con decoro:
¡Aquí estoy presente!
Era José Leonardo Chirino,
líder de la rebelión,
con sus hermanos lucharon;
su gesta fue como un sino.
También está Juan José Rondón,
el pueblo lo ha tomado
¡Yanqui ten cuidado!
¡Rondón no ha peleado!
Las mujeres también destacan,
no importa su color,
Juana Ramírez, “La Avanzadora”,
también luchó con pundonor.
Bolívar no estaba solo,
aunque su muerte dolió.
Del pasado surgió un grito de llanto,
era los gritos de Ana María Campos.
También piden a grito
se les nombre en este canto;
que no se le deje al olvido,
que se les recuerde su llanto.
Combatieron por la vida
con entrega sin igual.
Cuidaron todas las heridas:
madres, hijos por igual.
Organizaron combatientes,
lideraron el combate.
Siempre fueron valientes;
nunca lloraron, el dolor les abate.
Bordaron banderas,
ondearon con honor.
Ayudaron a salvar
la causa con ardor.
Manuela Sáenz, Libertadora,
con cartas llenas de pasión,
dio a Bolívar su gran amor
y entrega fiel hasta la hora fatal.
Lo ha llorado en silencio,
leyendo su material:
cartas, discursos, proclamas...
Solo ella lee al hombre que ama.
Muchas veces lo salvó
con su audacia y valentía.
La consideraban una arpía
porque a su amor no traicionaba.
Por apoyar la patria
en su causa emancipadora,
Luisa Cáceres de Arismendi
la consideraron traidora.
Es un símbolo de resistencia,
de la mujer luchadora.
Hoy, ahora y siempre,
en el corazón se enarbola.
No se queda atrás Josefa,
mujer valiente y muy lista.
Paraguaná se alista,
luchando contra el realista.
Josefa Joaquina Sánchez,
bordadora verdadera,
dio vida a nuestra bandera;
presa fue por ser guerrera.
Concepción Mariño
entrega su apoyo en la logística.
En Margarita y Cumana
arriesga vida en la crítica.
Fue Leonor de la Guerra,
heroína de Cumaná,
sufrió tortura y cadena;
apoyó siempre la libertad.
Consuelo Fernández murió,
heroína en La Victoria,
por avisar del ataque,
quedó su nombre en la historia.
Eulalia Buroz la llamaban,
heroína de Barcelona.
Peleó con fuerza de leona,
con gran valor que la guiaba.
Estas mujeres nos dan
su memoria en la victoria.
Son el rostro femenino
de la guerra emancipadora.
Bolívar, nunca te quejaste
en medio de la rebelión.
Soportaste siempre la muerte,
compañera en tu misión.
Si miras quién te menciona,
abusando de tu legado,
verás que nunca han soportado
la firmeza de tu corona.
De valor carece la patria;
traidores surgen a cada rato.
Negocian tierras sin decoro:
reparto infame de su mapa.
Nos roban siempre a cada rato,
infames dan falsos aplausos,
luego lloran por la escasez
y culpan al pueblo del fracaso.
La llovizna, llegando
En la cima los Tepuyes.
Pájaros que ya huyen
y vuelan a su resguardo.
Es la selva en su memoria,
arrastra conmigo la historia,
este canto se levanta
a Bolívar por su gloria.
Aunque Bolívar no fue santo,
el pueblo reza y le implora:
vuelve con tu espada de fuego,
la justicia libertadora.
Nuevos imperios nos azotan;
tu presencia es siempre vital.
En escuelas y en liceos
para enfrentar todo el mal.
Maestro, vuelve y medita;
no te dejes engañar.
Que los imperios fascistas
te condenan sin piedad.
Simón Rodríguez alertaba:
enseñar a pensar, a obrar
en medio de tanta zozobra,
o inventamos o errar.
Nuestra auténtica república,
ganada en justa lid,
requiere siempre un adalid
que guíe a la vida idílica.
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Autor:
RENJOSLO (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 15 de diciembre de 2025 a las 10:20
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema nace del eco profundo de la historia venezolana, desde las alturas sagradas de los Tepuyes hasta la memoria viva de Bolívar, Guaicaipuro, Manuela Sáenz y tantas heroínas y héroes que forjaron la libertad. Inspirado en \\\"Mi Delirio sobre el Chimborazo\\\", el autor, Renny Loyo, construye un canto épico que entrelaza pasado y presente, mito y realidad, con una voz que no teme nombrar la herida ni alzar la esperanza. Aquí se canta a la patria, a su dolor y a su gloria, con la convicción de que la poesía también es trinchera y bandera.\r\nEste canto no termina, solo se transforma. Que estas palabras sirvan como llama encendida en la conciencia de quienes aún creen en la libertad, la justicia y la memoria viva de nuestros pueblos. \r\n
- Categoría: Sin clasificar
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