JURAMENTO NOCTURNO

Luis Barreda Morán

JURAMENTO NOCTURNO

I
Mi voluntad se inclina a reposar a tu lado toda la existencia que me queda,
a envolver tu ser dentro de mis brazos con firmeza y suavidad,
a proteger cada uno de los ensueños que llegan a tu mente,
a velar por tu paz mientras la luna cubre el cielo con su manto,
y a permanecer en esa calma compartida hasta que la noche ceda.

II
Deseo descansar junto a ti mientras nuestras formas se entrelazan,
sintiendo el latido continuo que poco a poco se convierte en uno solo,
compartiendo el calor que nace del contacto piel con piel,
fundiendo el aliento en la penumbra serena de nuestro refugio,
en un pacto silencioso que no requiere de ninguna voz.

III
Anhelo besar la esencia de tu espíritu hasta el nuevo origen del día,
contemplando en quietud tu rostro en el profundo mundo del sueño,
sintiéndote cerca de mí en la placidez de la hora oscura,
perteneciéndote por completo en cada partícula y sentimiento,
y acrecentando este afecto con la primera claridad matutina.

IV
Quiero ofrecer un beso y susurros dirigidos a tu oído,
manifestando con un tierno verbo de amor el inicio de la jornada,
observando cómo la luz gradual ilumina nuestro espacio,
mientras prometo otra vez dedicación sin condición ni medida,
renovando el juramento con el celeste resplandor del alba.

V
Puedo amar desde el instante en que el astro diurno descansa,
a través de la totalidad de la sombra que avanza lenta y densa,
esperando con paciencia el momento del nuevo despertar celeste,
repitiendo este ciclo durante todo el tiempo que me sea dado,
viviendo esa eterna promesa en tu compañía perpetua.

VI
La oscuridad de nuestra morada será testigo de esta entrega completa,
donde el silencio se puebla con la verdad de un sentimiento puro,
y la aurora encontrará nuestros cuerpos unidos en un mismo aliento,
lista para pintar de dorado el camino que juntos recorreremos,
guardando el recuerdo de la noche que nos vio fundirnos en uno.

VII
Cada ocaso me hallará preparado para arrullar tu cansancio,
cada madrugada me verá fiel al vínculo que hemos construido,
cada jornada será una página más de esta historia compartida,
donde el cuidar de ti se convierte en el propósito fundamental,
y el cobijarte mi acción natural y más profundo anhelo.

VIII
Así, junto a ti, el resto de mis días hallará su sentido pleno,
con el abrazo que se ofrece como puerto contra cualquier tempestad,
con la mirada que atestigua la belleza de tu ser dormido,
con el alma que se entrega sin reservas en la intimidad callada,
y con el corazón que ha decidido latir al unísono con el tuyo.

IX
Por eso mi vida se entrega a este designio de amor constante,
desde el crepúsculo hasta el retorno inevitable de la luz solar,
tejiendo con paciencia los hilos de una unión que es ya infinita,
amándote más con la presencia clara del nuevo amanecer,
y así para siempre, en la dicha simple de ser totalmente tuyo.

—Luis Barreda/LAB
Norfolk, Nebraska, USA 
Diciembre, 2025.

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