Mariela

mikel_jackal

No sé dónde empezar, aunque tengo claro donde debo terminar. Quiero decir tanto, hacer tanto y hay tan poco espacio en las historias y tiempos, que, me parece, terminará en un gran “podría haber sido”.

 

Intentaré iniciar por algo evidente para mí, me haces feliz. Saber de ti, conversar por texto o siquiera imaginar un encuentro es algo que me genera sonrisas, emociones, y poesía. Cruzar cinco minutos de palabras son el regalo perfecto para un día normal, para una historia que, ambos sabemos, se caerá de madura. Acepté que la vida me lleve muy lejos de ti y hoy es lo que hay.

 

No me malinterpretes, no hay romance. No hay ganas de intentar, esto es solo un ideal, un amor loco que se cae a pedazos cuando le pones enfrente el espejo de la realidad. No me escucharás decir que quiero estar a tu lado o que creo que tenemos un futuro. Ni cerca, por las razones indispensables de lejanía sentimental y caminos que no convergen.

 

Eres el amor ideal, el que nunca ocurre. La musa eterna a la que se le puede dedicar todas las letras del abecedario y el imposible que crea ríos de lágrimas. Este es un amor irreal que solo funciona porque no estás, funciona porque sé que nunca será correspondido y porque las ganas de avanzar se extinguieron con los años. Pero es amor.

 

Diligente es la palabra que mejor refleja esto, querer saber de ti, compartir tiempo, cuidarte y ser feliz por tu felicidad… pero a la distancia. Un verte por última vez es aceptable, un hablar siempre deseable. Siempre con la seguridad de los kilómetros.

 

No es posible entenderme, colindo con lo neurótico y lo irracional. Tantos años a cuestas con mil historias, con mil experiencias… y en cada rincón de cualquier país que elegí para estar lejos de ti, te encontraba por unos segundos. Ahí, como siempre… en la memoria y en la calidez del mejor de los recuerdos.

 

Soy un viejo de mente, cansado y dedicado a trabajar y a ser feliz a la mejor manera posible. Pero apareciste y todo fluyo, mi mente, mis ganas y la intención. Volví a sentir el latido como antes, como siempre. Como en cada parque, como cada visita, como en cada aproximación, como en cada beso de amigos.

 

Esta es otra carta que nunca llegarás a leer… que morirá olvidada en alguna página web que me sirve de archivo seguro. Con tantos poemas que no sabes que existen y que son tuyos, pero que no podrás reclamar. Esta es otra de esas tontas demostraciones de amor silencioso y ciego, que solo existen por ti, pero no sirven para nada.

 

Te amo, con los años a cuestas y con el sincero sentir de alguien que, a pesar de haberte olvidado, sigue pensando en ti y se emociona como un adolescente de 2004.

 

¿Estupidez? Sí… y da lo mismo. Soy feliz así y es la única factura que estoy dispuesto a cobrarle a mi vida. Mi amor raro por ti, sin ganas de estar, pero con alegra de encontrarte. Soy el idiota que siempre extraña y no mueve un dedo para tocar la puerta.

 

Cierro ahora así, como la redundancia de decirte que te amo, con la repetición de esa frase que suena estúpida y fuera de lugar (hasta enferma quizás). Pero es mi frase, mi historia y mi sentir. Tal vez ni te pertenezca ya, pues es mi locura personal. Ese es un buen resumen, mi amor por ti es mío, para ti… pero ya no te pertenece. Es solo la locura de quien descubrió el edén y no lo pudo tener.

 

Quizás, si hay una nueva historia que contar más allá de esta vida, pueda tener la suerte de coincidir contigo y buscar la felicidad que en esta línea temporal no pude alcanzar. Gracias por el saludo, por la deferencia de responder, por interactuar. No tienes idea del oxigeno que lanzas cuando me dices hola. Soy feliz ahora… sí, vivo bien y tengo lo que necesito para vivir con calidad, pero no te tengo a ti. Y esa será mi deuda pendiente de las cosas que no pude hacer acá.

 

Hasta siempre mi musa eterna.  

  • Autor: mikel_jackal (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de diciembre de 2025 a las 23:41
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 3
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