Aunque ya no seamos nosotros.

Perdón por no poder aceptar,
que las sombras de nuestro amor,
ya no recorren el mismo camino, 
que el eco de tu hermosa risa,
se ha apagado en mis tinieblas.

Dame tiempo, un poco,
porque habitar en tu recuerdo,
es un susurro que me abraza,
y a la vez me duele y me hiere, 
un juego de luces y sombras, 
donde cada rayo de sol,
se siente como tu ausencia.

A veces, por tantas veces,
me encuentro buscando tu sonrisa, 
en cualquier lugar, en el horizonte, 
pero solo encuentro distancias, 
y el silencio se vuelve un océano 
entre los dos.

Como dos barcos,
que alguna vez navegaron juntos, 
hoy somos islas separadas, 
cada una con su carga, 
cada una con su historia, 
marcadas por el dolor 
de lo que solía ser, 
por esas páginas escritas 
en la tinta de los sueños.

Perdón, te pido, si mis palabras 
se siguen asomando en tu camino, 
si mi alma y corazón se aferra, 
a un hilo que es tan frágil, 
a los ecos de tu voz, 
que todavía me visitan, 
en las noches de luna llena.

Lo intento, lo juro,
dejar que el viento se lleve, 
todas las cartas no enviadas, 
los mensajes que nunca vieron la luz, 
pero aún, hay un susurro que dice, 
que te amo con toda mi alma.

Un amor que se niega a marchar, 
que se aferra a cada recuerdo, 
que, en cada suspiro, 
desea un último abrazo, 
una despedida en paz, 
pero aún no sé cómo soltar, 
lo que fuimos, lo que soñamos.

Así que perdóname, 
por esperar un instante más, 
un día en que sea capaz,
de dejarte ir, 
sin un adiós lleno de tristeza, 
sin un rastro, 
sin una sombra de esta lucha. 

Solo dame tiempo, 
porque te llevo dentro, 
y aunque duela, 
en algún lugar, 
feliz serás, 
y feliz seré, 
aunque ya no seamos nosotros.