La noche abrió su fría anatomía,
y vino ella, vestida de penumbra.
Se sentó junto a mí, sombra tardía,
y habló con voz de un tiempo ya gastado.
—Practiquemos— dijo—, sé que en mí confías.
Me abrazó con un peso condenado.
—Aún no es tu hora— añadió—, todavía
tu hijo es fuego vivo a tu costado.
Le dije: —Nada queda ya en mis manos.
Todo lo di—. Sonrió, dura y serena:
—Ignoras lo que exigen los humanos.
Habrá más sangre, llanto y pena plena.
Luego partió. Yo caí, dormido,
con un sueño que está, al borde de mi condena.
G3
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Autor:
Tavog3 (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 12 de diciembre de 2025 a las 22:23
- Comentario del autor sobre el poema: La espero cada día...pero ella me niega por el momento la dicha de transitar ese nuevo y oscuro camino.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 1

Online)
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