El Vacío

I_KENNETH

Yo soy el Vacío.
No uno, muchos.
Todos los vacíos.
los que nacen, los que duelen,
los que se heredan,
los que te inventas para no romperte.

Soy el hueco en el estómago cuando falta alguien,
el hueco en el pecho cuando falta uno mismo,
el hueco en la cama cuando ya nadie vuelve.

Soy la silla que queda mirando la mesa
después de que la familia se rompe.
Soy el silencio que queda después del grito,
la pausa después del portazo,
la casa que todavía huele a alguien
que ya no vive ahí.

Soy el vacío de identidad,
cuando ves tu cara en el espejo
pero no reconoces a quien vive dentro.
Soy la sábana fría en el lado izquierdo,
el “buenas noches” que nadie dice.

Yo soy el vacío emocional,
ese que hace que mires el celular,
aunque sabes que nadie va a escribir.
El que te hace tragarte las palabras,
porque ya ni sabes si alguien escucha.

Soy el vacío físico,
la tripa hundida del que no come porque extraña,
la garganta que se cierra como un puño,
el pecho hundido con
la respiración quebrada
como si el aire también quisiera irse.

Soy el vacío mental,
el ruido blanco,
la pared que miras sin darte cuenta.
El tiempo que se evapora.
El que borra los días,
las horas,
las ganas.
Ese que convierte cualquier cosa hermosa
en un recuerdo sin temperatura.

También soy el vacío espiritual,
la oración que nadie responde,
la sensación de estar vivo,
sin entender para qué.
Soy el que llega cuando ya nada tiene sentido,
cuando te preguntas para qué levantar la cabeza,
para qué seguir,
para qué amar,
para qué sentir
si igual... todo se va.

Soy el vacío del exceso,
el que se abre cuando tienes todo
menos lo que quieres.
El de las metas cumplidas
que no llenan nada.

Soy el vacío de abandono,
el que se abre en los niños
cuando un adulto se va
sin darse cuenta lo que deja atrás.
Soy el hueco que queda en los adultos
cuando repiten la historia
y se dan cuenta demasiado tarde.

Soy el vacío de los que no eligen,
el de las pérdidas repentinas,
el de los duelos sin cuerpo,
el de las despedidas por mensaje,
el de los “hablemos después”
que nunca llegan.

Soy el vacío del miedo,
el que te hace correr hacia personas
que no te quieren,
solo para no sentir que te caes.
El que te empuja a abrazar sombras
porque al menos las sombras
no se van.

Soy el vacío heredado,
el que pasa de generación en generación
como un apellido invisible que pesa igual.
El que crece en casas donde se grita,
donde se golpea,
donde se calla.
El que se instala en los hijos
aunque nadie lo nombre.

Soy el vacío de la culpa,
el que te muerde por dentro
cuando sabes que heriste a alguien
que te amaba.
El que te recuerda
que a veces el daño es irreversible.

Soy el vacío del tiempo,
el que se abre cuando miras atrás
y ves años perdidos,
oportunidades quemadas,
personas que no vuelven jamás.

soy el vacío del futuro:
ese vértigo
que te hace pensar
que lo peor todavía no ha pasado.

Soy todos.
Soy cada uno.
El infinito dentro de tu pecho

Cuando me culpan, callo.
Cuando me niegan, crezco.
Cuando me aceptan, duermo.
Cuando me buscan, respondo.

No soy maldad.
No soy castigo.
No soy un monstruo,
ni un demonio,
ni un enemigo.

Soy el espacio sin nombre
donde todo lo que dolió
se queda a flotar.

Soy lo que queda
cuando ya nada queda.

Yo soy el Vacío.
El que te rompe por dentro,
el que a veces te empuja a renacer,
y otras te entierra.

Y tú, que me lees,
ya me has sentido.
Me llevas contigo.
Me conoces demasiado bien.

No te miento:
nunca desaparezco.
Pero puedo encogerme
cuando aprendes a llenarte
con algo distinto a mi.

Mientras tanto…
aquí estoy.
Aquí estaré.
Yo, el Vacío.
Todos los vacíos.
El tuyo también. 

  • Autor: Kenneth (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 11 de diciembre de 2025 a las 23:39
  • Comentario del autor sobre el poema: Este es el tercer poema de la serie "miedos". Un texto sobre el vacío, el vacío absoluto con varias perspectivas del mismo. El próximo será la nada.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 3
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