Vientos en el Orinoco

Marcos Reyes Fuentes

El mundo mira hoy en su desvelo,

como un turista quieto en compromiso,

mientras un llanto como nube sube al cielo

desde un país que late en piso.

 

Entre Caracas y Maracaibo al vuelo

retumba ya un trueno deciso;

parece ser  un dedo desde el cielo

que va marcando un límite conciso.

 

Los vientos lloran en la palma,

como un joropo suelto en despedida;

y en cada nota rota  tiembla el alma

de una esperanza malherida.

 

Las voces de los niños con su calma.

Preguntan por qué la noche no es vencida;

mientras  la falsa paloma de la paz que no tiene alma

deja entre sombras su guarida.

 

¿Dónde se ha refugiado la cordura

¿Dónde   vamos decidme dónde?

Si la sombra del águila solo es locura

Mantener la luz nos corresponde.

 

Los dioses viejos del tepuy resgistran todo,

Mientras el pueblo todo en su grandeza,

Sostiene la fuerza que  construye

Ante la adversidad el pan sobre la mesa.

 

Queda el país así con  su bravura,

y en cada madre se gesta un gran crisol

fuerza, palabra, heroísmo y hermosura

se hacen  los rayos que  refleja el sol

 

y cuando el  mundo al fin rompa su encanto,

y despierte al mito en su memoria;

que entienda cual fue el precio de este canto

y abra los ojos a la historia.

 

Pues nadie invade sin quebranto,

ni pisa patria sin derrota;

y el tiempo, juez de todo espanto,

hará justicia gota a gota.

 

Y en los llanos soplara  la valentía

que al sol del norte desafía;

y al viento extenderá su ejemplo

Resiliente y con porfía

 

Y a más se ensañen con esta tierra digna

Más grande se alzara su gloria

Los hijos de Bolivar con su insignia

Serán los forjadores de su propia historia,

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