Dios Sin Muros

Luis Barreda Morán

Dios sin Muros 

Deja ya los rezos y el antiguo rito del pecho golpeado,
sal a cantarle al viento con tu risa despreocupada y libre,
pinta con colores vivos el gran lienzo de tu destino hermoso,
siente cada latido profundo como un canto hecho carne y gozo,
y encuentra en el camino el dulce sabor de la vida apacible.

Mira arriba, donde lucen astros de plateado fulgor nocturno,
o la flor humedecida por la lluvia de la mañana temprana,
escucha el suave coro del gorrión en el fresco aire diurno,
siente el beso del sol en tu piel o la brisa sobre la ventana,
estos son mis regalos constantes bajo el ancho cielo eterno.

Mi hogar no tiene muros de piedra ni altísimas torres antiguas,
vivo en el rumor del río que entre las rocas plateadas juega,
en la quietud del bosque donde la luz del día se refugia,
en la arena dorada donde la espuma blanca el mar entrega,
y en cada corazón que late y que sinceramente sueña.

Ningún hombre con títulos puede mostrarte la verdadera senda,
solo tu propio viaje interior, una búsqueda honesta y larga,
donde escuchas tu esencia que con paciencia te comprenda,
y hallas la luz propia que en la penumbra crece y se alarga,
forjando con tus pasos el sendero que nadie más enmienda.

No me busques en letras de pergamino o en tomos sagrados,
yo estoy en el instante en que la noche se torna en aurora,
en la mirada buena que te ofrece paz tras los cansados,
en las manos callosas que con cariño trabajan a esta hora,
en el abrazo fuerte que todo dolor calma y restaura.

No me responsabilices de las cadenas que tu mano forjara,
pesadas de rencor, de amarga envidia y de profundo orgullo,
solo tú puedes romper ese nudo con la fuerza que ahorra,
y elegir con valor un porvenir radiante, claro y sencillo,
siendo el dueño único de tu alegre o pesaroso destello.

Quizás no haya un mañana después del último aliento sereno,
por eso vive este día como si fuera el final de la historia,
ama con todo el fuego que guarda tu pecho limpio y ameno,
bebe cada segundo cual si fuera fuente de pura memoria,
y escribe con tu existir un relato de inmensa y pura gloria.

Yo existiré si tú quieres darme forma con tu fe y anhelo,
puedes imaginarme con la figura que tu amor prefiera,
pero mi mayor deseo no es ocupar tu mente ni tu cielo,
sino que ames el mundo, que a la tierra entera veneres,
y encuentres a Dios en todo cuanto ves y en lo que esperas.

Si en verdad anhelas un encuentro con mi esencia generosa,
empieza por mirar dentro del alma que en ti habita y siente,
descubrirás que somos una misma esencia poderosa,
y que en tu centro late el universo entero, cálida fuente,
unidos en un verso de eterna y compartida existencia.

Así somos un solo y grandioso poema de perfecta armonía,
tú, yo, el ave, la roca, el mar, la estrella distante y pura,
tejidos en un canto de inmensa y silenciosa poesía,
donde cada ser vibra en paz con la misma luz y dulzura,
en este hermoso y vasto hogar de amor que nunca tiene prisa.

—Luis Barreda/LAB
Tujunga Canyon, Glendale, USA
Noviembre, 2025.

Ver métrica de este poema
  • Autor: Luis Barreda Morán (Offline Offline)
  • Publicado: 11 de diciembre de 2025 a las 00:27
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 4
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.