Ofrenda a La Luz

Ofrenda a la luz

Era un insecto laborioso antes de conocerte.
Al contemplar tu luz, sentí el deseo de volar cerca.
Aunque mi frágil ser pueda desvanecerse con el alba,
no imagino poder alejarme de tu brillante mirada.
Toda mi existencia entregaré a los pies de tu sendero.

Incluso si el destino convierte este cuerpo en nada,
no habrá fuerza en el mundo que rompa este lazo.
Aunque mil siglos pasen bajo tu cielo constante,
no encontrarás en mi pecho un solo instante de hastío.
Te ofrecí el sentimiento más profundo, frágil hermosura.

Si no logro tenerte cerca bajo la misma estrella,
mis párpados jamás encontrarán la dulce calma.
Observa este rostro que con tus dedos puedes tocar:
la existencia se pinta de gozo si un amor es real.
Consagré cada instante a seguir tu huella; no te vayas.

Mirando a los luceros, recordaré tu suave figura.
Cada hora del día será un canto a tu nombre querido.
Aunque la noche caiga con su manto oscuro y profundo,
guardaré en mi alma el eco de tu palabra sincera.
No existe en el camino otra meta que no seas tú.

Camino sin descanso sobre la tierra hacia tu puerta.
El viento puede ser testigo de esta inquebrantable marcha.
En el silencio del bosque, oigo el latir de tu alma,
y prometo cuidar ese sonido con devoción eterna.
Toma este regalo hecho de esperanza y de verdad.

La lluvia puede mojar la superficie del camino largo;
el sol quizás queme las alas con su fuego dorado.
Pero mientras tu aliento dé calor a mi espera,
cada sacrificio tendrá un sentido claro y radiante.
Eres el destino que mi espíritu siempre soñó.

Así termina este viaje que comenzó con tu vista,
con versos sencillos escritos desde la sinceridad,
donde cada línea habla de una promesa encendida
de seguir ese faro que ilumina la noche de mi vida.
Mi ser completo pertenece a tu esencia, gentil flor.

—Luis Barreda/LAB
Montrose, California, USA 
Noviembre, 2025.