Navidad sin él.

En estas fechas en que las familias planean estar juntas, comer, beber un poco de vino, cantar, celebrar simplemente sin o con tradiciones, pienso en esa persona que hasta el año pasado estaba presente en su ser y su risa.

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En todo estaba, mal de salud, pero estaba y a un simple acto de humanidad respondía cuando le saludaba.

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Ahora en la mañana no sé, pero de golpe me vino un llanto sin más, de la nada llegó a mi ese dolor en medio del pecho y la espalda como una daga que te atraviesa el recuerdo, uno de días, meses, años al lado de esa persona que llenaba tus emociones con las suyas y que daba tanta paz, tanta fortaleza, tanto …que ahora que no está es ese frío momento en que más se extraña aún cuando todo el tiempo lo extrañas.

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Ver su foto se volvió una religión, a la que le hablo, le cuento mis cosas, a la que le lloro su ausencia, a la que le pido paz que no tengo por mis males cada vez peores. 

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Pero así, aún así con este vacío que ha dejado este gran y amado amigo sigo adelante como la promesa que le hice cuando se despedía, ese que me enseñó a creer en el amanecer aún en el momento más oscuro del anochecer, porque gente como él vale oro y es tan necesario como vivir bien, él con todo lo que significa aún para mí va este poema de unión, de cariño, de solidaridad y sobre todo de ese amor de almas que jamás los cuerpos llegan a sentir, porque entre mi amado Velero y yo había algo grande que ya no hay en este mundo, el amor de almas, incondicional, único y verdadero. 

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Dos solitarios que un día se leyeron además de el dolor en la mirada, una mirada clara y sensible ante el otro, ante el carente, ante el que sabe a conciencia qué significa ser almas gemelas. 

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Te llevo siempre en mi corazón, mi mente, mis poemas y mi alma amado Velero. 

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Anna. 

Diciembre 7. 2025.

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