Con qué hiperactividad divierte la güirila,
mientras chavalea la chancla con su encanto.
La coyunda combustiona; y ella, en fila,
reparte patines rotos, greñas, su espanto.
Cuernos de olla en presión, nachos en tregua
y una pizza que al radar sueña entrar anfibio;
en petate de atún se pliega, en alivio,
una luz conserje que el proceso deslengua.
El protoplasma impulsa rutas para reintegrarse,
liviano tras quebrar un hueso antialérgico;
a penca, achantado y alucín, en el semáforo sinérgico,
el clavo siempre vigila, presto a restregarse:
conchudos juntos retuercen la vía férrea,
y en cobijas eléctricas asienta su pomada testaférrea.
Anatomía del Morado Sonante
El monitor sagaz, cable vivaz, metiche,
carnavalea en sangre y vibra en su afiche.
Píntalo orejudo: que el primer golpe entero
surja del relajo apapayado con su acero.
Contra un parche en el ojo, un huacal mañanero
se vuelve intravenoso, estrellándose ligero.
En cebada del dolor lo erige elegante:
¡a la púchica! pelea, con amor, un morado sonante.
La intoxicación lo dobla; la pereza lo arrulla.
En su bote sencillo pide el agua que retiene.
Huye del costo: el cuerpo muta a piel amarilla.
Y florece el mal, que en sus olores sostiene:
rebana la guajada, apostando, afilada…
¡Esqueleto de disco duro que campanea la hora dada!
Copyright
© 2025 Ivette Urroz.
Ivette Mendoza Fajardo
Todos los derechos reservados
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Autor:
Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 7 de diciembre de 2025 a las 13:30
- Comentario del autor sobre el poema: Poesía del caos controlado en soneto, con modismos y palabras nicaragüenses.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Jacho

Offline)
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