Nada es lo mismo sin su conocimiento,
pues todo es lo que es gracias a él.
¡Así también, el amor!
¿Qué otra cosa mejor para percibirlo, vivirlo y comprenderlo,
sino entender profundamente lo que subyace en él?
Si nada se sostiene por sí solo,
y no hay vida sin agua…
¿Hay mayor dicha que habitarlo, disfrutarlo
y darlo sin necesidad?
¿Se pierde, se obsesiona o se reclama,
o simplemente se vive, se disfruta y se da?
El amor, como todo, sin comprensión,
es como nadar en un río
con una losa a cuestas:
pesada, opaca, turbia…
la carga de uno mismo.
No todos saben que al dar se recibe,
ni todos comprenden
que el amor no es deseo, obsesión o carencia,
sino la comprensión profunda
del para qué de la propia existencia,
libre de expectativas ajenas
y, sobre todo, libre de uno mismo.
Como el río que sigue su curso hacia el mar,
¡mejor que el amor fluya:
hacia adentro, hacia los demás!,
y en su ciclo eterno:
de vuelta a uno mismo…
¡Siempre a por más!
Más conocimiento, más profundidad, más claridad.
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Autor:
Jesús (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 7 de diciembre de 2025 a las 04:46
- Comentario del autor sobre el poema: Para su análisis y reflexión.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

Online)
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