Cuando Me Enamoro
Cuando me enamoro, mi alma entera se entrega sin condiciones ni reparos,
y en esa generosa y ciega tempestad de sentimientos profundos,
descubro que vacío mis propias reservas, mis propias defensas,
quedando desprotegido ante cualquier herida o desencanto,
y así aprendo que amar con exceso tiene un precio alto.
Cuando me enamoro, elevo plegarias al cielo sereno y estrellado,
rogando con humilde y temblorosa voz que me conceda cordura,
para que los demonios de la posesión y los celos oscuros
no empañen este milagro que ilumina mi camino incierto,
y pueda amar con libertad, sin ataduras ni veneno.
Cuando me enamoro, cada rincón de mi casa se llena de canciones,
y repito melodías sin sentido desde el amanecer hasta el anochecer,
porque el ritmo de tu nombre late en cada hora y en cada mes,
transformando lo ordinario en una fiesta de colores y esperanzas,
y el año entero parece un solo día de luz y de alegría.
Cuando me enamoro, las palabras brotan como un río de tinta suave,
tejiendo versos dulces que hablan de suspiros y de promesas,
y el reloj y sus prisas se desvanecen en un borroso segundo,
porque sólo importa este instante, este latido, este sueño vivo,
y el papel se convierte en testigo de un amor eterno y puro.
Cuando me enamoro de verdad, la lengua se me vuelve torpe y pesada,
y el nombre de la dueña de mis días y mis noches calladas
se atora en mi garganta como un secreto demasiado grande,
y me pregunto con timidez y con un poco de vergüenza interna
por qué el amor verdadero nos quita a veces la voz serena.
Cuando me enamoro de verdad, el pecho se abre y duele con ternura,
y todos los sabios consejos que me ofrecen los demás
son como ruido lejano que no logra entrar en mi conciencia,
y me refugio en la soledad de cuatro paredes y silencio,
donde las lágrimas limpian en secreto la emoción intensa.
Cuando me enamoro de verdad, ofrezco todo este corazón sincero,
y tal vez sea esa entrega total, sin freno ni medida,
la razón por la cual en mis oraciones más íntimas y fervientes
sólo pido por tu bienestar, por tu risa, por tu calma,
y en cada rezo repito tu imagen con devoción permanente.
Cuando me enamoro, el universo entero se reduce a tu mirada,
y no existirían tormentas, ni inviernos, ni riquezas materiales
que no fuera capaz de cambiar por un momento a tu lado,
porque este sentimiento poderoso que nace sin aviso
me hace dar lo mejor de mí, sin esperar nada a cambio.
—Luis Barreda/LAB
Montrose, California, USA
Noviembre, 2025.
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline) - Publicado: 6 de diciembre de 2025 a las 00:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: 🍷✨️MariPD

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