DANZA DEL OLVIDO
En tu alcoba he aprendido
la geografía del deseo:
mi boca, itinerario conocido,
de tu frente al valle secreto.
Mis manos, que en tu pecho hallan calma,
son ahora ríos que descienden;
mojan la sed de esta piel,
en la que dos territorios se encienden.
Tu latido no es solo melodía,
es tambor que llama a mi costado.
Y en la danza que el tiempo olvida,
somos un solo cuerpo, alargado.
Hay un cielo que no está arriba,
sino aquí, donde tu fuego crece:
en la lengua que enciende la enramada,
en la humedad que florece.
No somos dos, sino un temblor
que sube desde la raíz,
un temblor que dice "más",
mientras el mundo afuera, huye.
Y cuando la piel se eriza,
y el aire quema con su aliento,
no llegamos, amor, a la puerta...
La puerta somos, y el umbral, adentro.
– LMML.

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