EL LATIDO DEL SILENCIO
Hay palabras que no nacen en la boca,
sino en la sala callada donde el alma
guarda sus silencios más hondos y verdaderos.
Son palabras sin eco,
pero capaces de desplazar constelaciones.
Palabras que tiemblan en la penumbra,
como una llama ante el viento,
y que, sin embargo, persisten,
amparadas por una luz que no conoce el ocaso.
A veces llegan suaves,
como la humedad que precede a la lluvia.
Otras, estallan en un soplo,
golpean el centro del pecho
y exigen que algo nazca.
— LMML.

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