¿Te imaginas entregar el pan teniendo hambre, solo para quedarte después con las migajas?
Eso es exactamente lo que hacemos cuando regalamos nuestro tiempo a algo que no merece lo que somos.
Con hambre, no alimentarías a un extraño antes que a ti mismo; primero estás tú.
Pero aun así, le damos nuestro tiempo a quienes no lo valoran.
Cedemos nuestros sueños hasta dejarlos caer en pequeñas partículas que se dispersan en el suelo.
Nos mentimos al obligarnos a ser felices en lugares donde no queremos estar,
y nos da miedo enfrentar aquello que realmente deseamos,
como si perseguir nuestros sueños fuera un acto indebido en un mundo tan mundano.
Yo también soy un pendejo:
sé que podría cambiar mi futuro para vivir de mi verdadera pasión,
pero me quedo a medias, desahogándome solo por instantes a través de lo que amo.
Dedicarnos a nuestros sueños se volvió eso; una proyección efímera de lo que imaginamos.
Pero que no nos atrevemos a vivir, por miedo al que dirán y a los rasguños del fracaso
Andrés Ruiz
-
Autor:
andres ruiz (
Offline) - Publicado: 2 de diciembre de 2025 a las 23:45
- Comentario del autor sobre el poema: Que sería de la vida, con la valentía de nuestros sueños y de ignorar los placeres que solo son placeres
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.