- Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!
- Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer.
- Mas es mía el alba de oro.
- Era mi corazón un ala viva y turbada.
- Era un volcán la vida, y yo era un amoroso adolescente.
- La vida es dura. Amarga y pesa.
- ¡Ay!, cuánto fui lo que ya no soy.
- La copa del placer guarda su alteza
- pero la vida baja como un río.
- Yo sentí un día el hálito divino,
- y el amor fue una estrella que cayó de la altura.
- Y yo dije a mi estrella: ‘Ya eres mía.’
- Pero ¡ay!, la estrella erraba… y se perdió en la bruma.
- Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
- ¡Juventud, divino tesoro,
- te fuiste para no volver!
- Cuando quiero llorar, no lloro,
- y a veces lloro sin querer…
-
Autor:
Isidro Garcia (
Online) -
Publicado:
2 de diciembre de 2025 a las 09:55
- Comentario del autor sobre el poema: Inspirado en el poema de Rubén Darío con el mismo nombre
- Categoría: Reflexión
- Lecturas:
1
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