Carta para el ser que más me amo de manera romántica:

Los días y las noches pasan, tu olor quedo impregnado en mi almohada, tu figura da vueltas por mi habitación, casi celestial, casi real.

No supe en qué momento paso, una día nada más te fuiste, pero entendí, yo fui quien te obligo a marchar, te querías quedar, pero yo escape, a los brazos de alguien al que si pudiese amar, como duele decir que nunca te ame, me apresure a pensar que con esfuerzo y fe algún día te amaría, estamos de acuerdo que no fue así, la razón de mi despedida no solo es esa, simplemente quería liberarme, tu querías retenerme, querías mi individualidad a cambio de la relación más hermosa que pudiera imaginar, pero, no pude renunciar a ello, yo quería vivir en lo mío hoy  y construir el nosotros del mañana, pero todo se quedó en promesas bastas que nunca alcanzarían para llenar nuestros vacíos corazones.

Ya no hablamos, ya solo cruzamos miradas, miradas que chocan en ese mundo que fue tan nuestro, pero tan opresivo, tan negativo, ahora solo es algo que tú y yo conocemos, nadie más entrara y tú y yo nunca más volveremos a estar ahí, momentos de alegrías y tristezas llenan las paredes del cuarto donde prometiste que me amarías incluso si yo no lograba amarte, la promesa se quedó allí, en la esquina donde el polvo crece, donde lo mágico pasa a ser la dura realidad, ya no dueles, nunca doliste, pero llegar a pensarte trae ratos de pensamientos negativos, quizás no se amar y tú me querías enseñar, en fin ya está.

Adiós…

ATT: La flor primavera, ahora flor seca por el otoño