En el Valle Sur se encontraron,
Urcos, de mirada antigua,
le tendió la mano a Lucre,
vestida de trucha y brisa.
Él traía un anillo de plata,
con una margarita dormida,
ella, con lágrimas dulces,
lo perdió donde el alma se inclina.
A los pies de Quyllur Urmana,
la estrella cayó en el agua,
y lloró como si el mundo
fuera una herida que no se apaga.
—Te compro otro, dijo Urcos,
pero el anillo era más que un gesto,
era todo lo que ella pedía
como quien pide amor por decreto.
Con el tiempo, Urcos sintió
que el detalle ya no era sorpresa,
sino deuda que le pesaba
como el lodo en la maleza.
Regaló girasoles, silencios,
y promesas que no nacían,
y con Lucre, mientras comían,
un colibrí les hablaba en poesía.
Y comprendió, entre alas y cielo,
que no todo lo que brilla es destino,
que hasta el amor más sincero
puede caer... si no es genuino.
Así, Urcos guardó el recuerdo,
y Lucre, una historia temprana,
a orillas del lago sagrado,
de la vieja Quyllur Urmana.
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Autor:
Cronista sin puerto (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 23 de noviembre de 2025 a las 01:50
- Comentario del autor sobre el poema: Escrito en un viaje al Valle Sur del Cusco. Poema perteneciente a mi poemario no publicado Llapan Atic: Geografía de las cicatrices.
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 1

Offline)
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