La mirada,
un vitral de fractura cósmica
El iris,
un hexágono de astillas lunares,
donde el amor fue un código morse de púlsares.
Tu ceja,
un catalejo doblado, apunta a la constelación de lo no dicho.
En la órbita,
un caleidoscopio de nostalgias, girando como planetas suicidas.
Él, un triángulo invertido.
Ella, un cono de sombra,
La pasión,
entrelazados por hilos de araña galáctica.
un motor de combustión interna sin gasolina,
ahora un busto de mármol que sangra azul.
La sinceridad,
no un mero concepto,
sino un diamante que llora ácido,
pulía los contornos de vuestras almas,
ahora radiografías superpuestas de ecos pasados.
Cada gesto,
un ideograma de lo inconcluso,
tatuado con tinta invisible en el éter.
Fueron, sí.
Un huracán de pigmentos primarios
sobre el lienzo de la piel.
Sus manos,
antes túneles de gusano entre dimensiones,
ahora antenas parabólicas captando frecuencias mudas.
El recuerdo,
una pirámide invertida
que desafía la gravedad del olvido,
flotando en el espacio intersticial
de un tiempo que no sabe cómo acabar.
Queda el holograma,
una proyección fantasma en la retina de la memoria.
La amistad,
un biombo de origami, plegado y desplegado
con la precisión de un autómata.
Sois amigos, sí,
la paradoja hecha carne y verso,
pero en las profundidades de la glándula pineal,
el vapor del deseo extinguido
sigue condensando un prisma octogonal
de lo que se desdibuja y se transforma,
en la silueta espectral de un siempre.
Aquí tenéis,
una representación visual de vuestra extravagancia.
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Autor:
Leoness (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 22 de noviembre de 2025 a las 16:59
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

Offline)
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