Río Amazonas

RÍO AMAZONAS

No eres un río:

eres la arteria del mundo,

serpiente líquida que abraza la selva,

corazón interminable que late

desde el origen de los días.

En tu pecho caben mil mundos:

peces —flechas de plata—,

aves que se encienden al alba,

y el jaguar que bebe en tu orilla

como si bebiera del universo.

Tu canto no cesa:

rumor de eternidad,

lengua antigua que nadie olvida,

voz de la tierra

cuando sueña despierta.

Eres camino sin fin,

arteria que atraviesa la selva

como un dios acostado sobre la tierra.

Tus aguas llevan historias y pueblos,

canoas —flechas de tiempo—;

cada curva tuya es memoria

que el mundo no puede borrar.

No eres agua solamente:

eres espíritu sin frontera,

padre y madre de la selva,

dios oculto en las corrientes.

Quien te ofende, tiembla.

Quien te honra, vive.

Eres ley y profecía,

altar que fluye sin descanso,

misterio que abraza y devora.

Aunque el hombre hiera tus riberas,

aunque el fuego muerda tu piel verde,

sigues latiendo, inmenso, indomable,

como la sangre que ninguna mano puede detener.

Eres eternidad líquida,

océano que camina por la tierra,

columna de agua que sostiene el cielo.

Y mientras existas

la vida tendrá voz,

la selva corazón,

y el mundo recordará

que hubo un dios de agua

que nunca se rindió

y aún nos sostiene

con su corriente infinita.

© Nelly Cevallos — Liora