¿Que pasaría si te marcara al teléfono y preguntara, así, a secas:
“¿Te quiero? ¿Me querés?”
Si te llamara y lo primero que soltara fuese un “te amo”, sin preámbulos ni juegos.
¿Colgarías?
Porque no sé si sabés que ese sentimiento existe en mí.
No sé si alguna vez te miraste al espejo sabiendo que, en mi inconsciente, sos solo vos, amado mío.
Eso lo supongo… o
¿lo suspendo?
Decime qué harías.
Te lo pregunto porque te he llamado y caí a buzón; y bajo un cielo del otro lado de la costa maldije no haberte puesto más atención en el tiempo en el que te tuve demasiado cerca y me mirabas con ojos de quien no ha comido, y el no haber mirado mejor tu sonrisa y esos ojos fijo., Creo que ahora eso se siente como una pugna conmigo misma.
Lo cierto es que soy así: desconfiada de mí y de todos, es extenso el haber tomado ese camino, pero bien refutado si deciden alguien cuestionar mi sentido.
Cuando por fin junté valor para decirte todo… vos quizá estabas en tus muchas cosas varias, y yo no tengo ningún derecho al reproche de que hayas seguido un camino contrario al mío. Jamás fui así y, espero nunca tomar esa personalidad de persecución hacia lo que una ama.
Al final, lo que más amo del amor es su bendita libertad.
Pero… no dejo de preguntarme:
¿Qué hacías?
¿Por qué no pudiste contestar?
¡Perdoná!
No es que yo sea así con regularidad.
Tengo un mundo en mi cabeza y es fácil el perderme en ella.
Es que esta vez tuve una convulsión de dudas y, en esta ocasión no tenía nada que ver con mi pasado.
Eras vos y yo, bajo un cielo infinito, y por primera vez quise contarte lo que tengo enredado en el pecho.
Y vos no estuviste.
A pesar de que en mis momentos más tristes dijiste que así sería.
Ahí es cuando nuevamente comprendo que lo que uno promete en ocasiones se queda a la deriva. Ya sea por querer o las circunstancias que una decida.
Entonces me quedé con la duda de lo que hubieras respondido.
Un “no” también hubiera sido un cierre definitivo.
Te hubiera llorado a solas en mi habitación, y al otro día habría buscado una excusa para reinventarme.
Pero esta duda sin resolver hace eco en mi cabeza a cada hora. Es una buena venganza para quien no encontró amor.
Pero venis a mi, como oleadas de mar sereno, cuando estoy en una plática cualquiera; o en el trabajo cuando estoy haciendo algo importante. Y no, en la noche no dueles tanto sino más bien cuando el sol revienta y no estás conmigo para verlo juntos, para escribirte que lo vi y pensé en tu voz diciendo que luce hermoso.
Tal vez, en el fondo de esta vida incierta, hubiera preferido que dijeras que nada tuvo significado, que solo era para matar el rato.
Al menos hubiera sabido que lo asumías, y que yo, como todos, soy un ser humano que se quiebra, llora y trata de levantarse.
Que, aunque fija dureza, por dentro quebrante cada muralla que nadie había siquiera fracturado.
Quizá el tiempo te haga igual al resto, pero por hoy no.
El tiempo me hizo orgullosa, apática, egocéntrica. Con un humor del carajo.
Hasta ayer, cuando entendí que la física es exacta: el mundo no gira alrededor de mí, sino alrededor del sol.
Y yo, de los soles, solo reservo el calor.
Y… tal vez pueda que no.
Tal vez, si por la gracia de los ángeles fuera recíproco, yo esperaría una próxima vez.
Pero los humanos somos tan variados…
y es normal que otros ojos te hayan encantado.
Así que, si no es así, espero que seas vos quien marque.
Que tal vez —por esto del ajetreo y el vaivén de las rutinas— esta vez yo sí pueda contestarte.
Para escuchar tus desahogos y tus sentimientos rotos; para aceptar lo que hice mal y, si así lo deseás, enmendarlo.
No con besos y abrazos, sino con actos constantes: equilibrio, trabajo y enfoque hacia nosotros mismos.
Lo que tantas veces dijiste que se llamaba madurez.
Las circunstancias de hoy en día me empujaron a ello y,
lo cierto es que no…
No volveré a marcar.
Mi llamada es interpretativa, y este fragmento, mientras lo escribo, me agita los dedos.
Nervios, llanto, confusión y esperanza.
Porque, a pesar de las edades y de lo que la gente pueda decir, siento que después de vos —y sin vos— nada encuentro.
Y lo que encuentro, siempre lo comparo con vos.
Y sos vos quien gana este espectro de pelea que resurge en mis adentros.
—Alexandra Quintanilla Toledo
-
Autor:
AleQ (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 20 de noviembre de 2025 a las 01:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 0

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.