En la historia de lo nuestro somos editores,
vamos remendando capítulos con silencios,
subrayando los momentos que nos sostienen
y dejando en borrador lo que todavía duele.
Aunque a veces no sepamos
si escribir es sanar
o simplemente aprender a respirar.
Y en medio de esa escritura incierta,
siempre me despido por si en vida no regreso,
no como quien huye,
sino como quien entiende
que cada abrazo es un don
y cada partida
un espejo de nuestra fragilidad.
A veces, en esas pausas,
me nace la pregunta:
¿Por qué sigues ahí, Dios,
cuando mis manos tiemblan,
cuando pierdo el hilo de la historia
o cuando el corazón se me cierra
como un libro bajo la lluvia?
Y aun así sigues,
como una luz que no exige,
como un margen en blanco
que me invita a volver a intentar.
Quizás por eso escribo,
me despido,
y sigo buscando tu voz entre líneas.
Porque si algo he aprendido
es que las historias con fe
no terminan,
solo encuentran nuevos comienzos
en lugares que antes temíamos mirar.
-
Autor:
goldengon (
Offline) - Publicado: 19 de noviembre de 2025 a las 13:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Jose de amercal

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.