Extraño…
y en ese simple verbo
se esconde un mundo entero
que no sé cómo explicar.
Extraño como quien sostiene
entre las manos un recuerdo tibio
que el tiempo intenta enfriar,
pero no puede.
Extraño cuando camino
y me doy cuenta de que el aire
ya no tiene la misma forma,
porque hay presencias
que cambian hasta el viento
cuando están cerca.
Extraño cuando me detengo,
cuando el silencio se hace grande
y empieza a hablar por mí.
Ahí es donde más siento
que tu ausencia se mueve,
que respira,
que late,
que existe.
Extraño lo que fuimos,
pero también lo que jamás llegamos a ser,
esos momentos que quedaron en pausa
como páginas en blanco
esperando un nombre que nunca se escribió.
Extraño las pequeñas cosas,
las que parecen insignificantes
pero pesan como montañas
cuando ya no están:
un gesto,
una palabra,
un minuto,
una sonrisa suelta
que hacía más livianos mis días.
Extraño sin buscarlo,
sin proponérmelo,
como si el corazón tuviera memoria propia
y cada tanto despertara
para recordarme lo que fue valioso.
Extraño como quien mira el cielo
y espera que una estrella responda,
aunque sabe que no va a hablar.
Pero igual mira.
Porque extrañar también es esperar
aunque no se diga en voz alta.
Extraño,
y a veces creo que ese sentimiento
no se cura,
solo se aprende a llevar,
como un hilo invisible
que el alma guarda
para no olvidar de dónde viene.
Extrañar…
es prueba de que algo de verdad importó,
de que hubo luz,
de que hubo vida,
de que hubo un lazo
que todavía vibra.
Y aunque el tiempo avance
y todo cambie de forma,
yo sigo acá,
con este verbo que pesa y abraza,
que duele y sostiene,
que hiere y a la vez cuida.
Extraño…
y en ese sentir que nunca termina
te sigo encontrando,
aunque ya no estés.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 18 de noviembre de 2025 a las 06:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1

Offline)
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