Correr detrás de él
es meterte en un campo de rosas.
Todo se ve perfecto al principio:
el rojo brillante,
los pétalos suaves,
esa belleza que te promete algo que nunca entrega.
Pero las espinas siempre están ahí,
silenciosas, pacientes.
No te matan,
solo te cortan lo justo
para que sigas avanzando sin darte cuenta
de cuánto te duele.
Al inicio son rasguños.
Nada serio, ¿no?
Pero mientras más te adentras,
más profundo arden.
Cada corte se clava un poco más,
y la sangre que corre por tu piel
se confunde con el rojo de los pétalos.
Es casi bonito,
hasta que entiendes que ese color
ya no viene de las flores,
viene de ti.
Y lo peor no son las heridas que ves,
sino las que no se ven.
Las que se quedan por dentro,
marcando el corazón
con cicatrices que nadie nota
pero que tú sientes todos los días.
Por eso, vete.
No mires atrás.
No dejes que ese campo hermoso y falso
te convierta en otra rosa rota,
otra que aprendió a dolerse en silencio.
Sal antes de que tus raíces
queden atrapadas ahí.
Avi-
-
Autor:
aviemas (
Offline) - Publicado: 17 de noviembre de 2025 a las 04:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

Offline)
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.