Fue aquella criatura el reflejo de la esencia idílica;
creada en la libertad del sueño, congojas y risas
cada respiro, una esperanza de la incertidumbre que traía,
Un exhalo de motivos infinitos, para encontrar a la libertad misma
Porque era su naturaleza salvaje
la de alas abiertas listas para emprender un vuelo vibrante
Mente expansiva, desconocida de ataduras y engranajes
fiel a su naturaleza de un ser libre
y de esta tierra, una errante
Pero quién le diría a su alma indómita y forastera
Que debería estar atrapada en una jaula fría y desierta;
Y aunque más bien nunca fue su cuerpo prisionero de aquella,
Fueron los matices coloridos de la pasión que recorría en sus venas
los retenidos y prisioneros de la crudeza de esta densa niebla
Aquella densa niebla que a nuestras alas consumió voraz
aquella misma que otrora niños,
el adulto forjó en nuestra mente sin piedad
Y ahora grita violenta que cuando quiso ser,
debió forzarse a ser.
Lo que anhelaba la esencia,
debió consumirse por lo que se esperaba de ella.
Y un día sin darse siquiera cuenta,
Ya no luchaba por romper aquellas cadenas;
Más bien ahora las quería,
ya estaban acostumbradas sus manos, a tenerlas.
Y si entonces el final fue el sucumbir a una rutina eterna
que nos ha despojado de la luz de los sueños y esperanzas inciertas
Doblegados ante la lucha de nuestra indómita naturaleza
Domesticado aquel el ímpetu natural de nuestra divinidad etérea;
Si pudieras mirar el final de tú vida
dime entonces,
¿Cuál es la esencia?
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Autor:
Carla Baviera I.J. (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 16 de noviembre de 2025 a las 20:59
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 3

Offline)
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