Tus ojos

Tus ojos
                             A Y. Castillo

Son tus ojos, niña mía
el lugar donde deliro,
donde veo y hasta suspiro,
escribiendo poesía.

Solo en ellos yo he encontrado
lo que vibra y da la calma;
aunque a veces en el alma
un recuerdo hayan dejado.

Son tus ojos dos luceros,
que embellecen tu hermosura.
Cuando miran con ternura
no parecen traicioneros.

Son tus ojos dos linternas
que definen el camino:
mi locura y desatino,
el placer mientras gobiernas.

Son tus ojos dos estrellas,
que dan luz al firmamento;
el jardín del pensamiento
en que posan las doncellas.

Son tus ojos dos volcanes
que desprenden maravillas:
cosas buenas y sencillas
del amor, los talismanes.

Son tus ojos dos mansiones
del amor, la sutileza;
el lugar de la belleza,
de la vida y las pasiones.

Son tus ojos dos palacios
que dibujo en mi interior,
al sentir tan solo amor
y escribirlo en cartapacios.

Quien se adueñe de tus ojos
no tendrá jamás heridas,
porque dicen a escondidas
donde quepan los antojos.

Nunca dejes que se apague
el fulgor que existe en ellos:
son sublimes y son tan bellos
y que el llanto ahí se enjuague.

Son tus ojos dos espejos
donde están tus alegrías,
la estación en cual los días
dejan marcas y reflejos.

Son tus ojos dos palabras
que aseguran conexión:
el amor y la pasión
piden puertas que les abras.

Son tus ojos esa puerta
que yo busco con fervor,
anda niña, por favor,
oye, ya, déjala abierta.

Cuando miro yo a tus ojos
y tú, miras a los míos;
ya no pongas desafíos
que son muchos mis antojos.

Son tus ojos la razón
que yo te ame cada día
y te escriba poesía
con placer del corazón.

Son tus ojos el cuaderno
en que esculpo mis poemas,
solución a mis problemas
y el paisaje de lo eterno.

¡Ay, mi niña, son tus ojos
el lugar de bello encanto:
por que te amo, te amo tanto,
no me niegues tu mirada!
Son tan grandes mis antojos
¡Oh, mi amor, mi enamorada!

                              Samuel Dixon